jueves, 21 de octubre de 2010

URB. VILLAS SAN ANTONIO SIN AGUA




Por: Kike Insignarez
Desde hace más 3 años la urbanización de villas san Antonio tiene problemas con el sistema que distribuye el agua. Estamos obligados a depender de un cuarto de bomba. Compuesto por un tablero y 3 bombas de 50 caballos cada una. El agua que recibimos de Hidrocaribe dos veces a la semana por 36 horas cada ciclo. y que es depositada en 3 tanques subterráneos de 250 mil litros cada uno. Luego es impulsada a dos tanques de 750 mil litros cada uno colocados al pie del cerro palma real (detrás de la urb.). al estar totalmente llenos es distribuida por gravedad para los diferentes sectores que componen la urbanización (5 sectores) en horarios diferentes. Todo este mecanismo es obligatorio, el agua que nos llega de la tubería principal (AV. Juan Bautista Arismendi) no tiene la suficiente fuerza para llegar a los tanques principales. ya que la urbanización esta inclinada hacia el cerro. Por lo tanto no podría llegar directa a cada vivienda. Estas bombas necesitan mantenimiento una ves al año (cambio de rolinera, sellos ecte..) en muchas oportunidades se han realizados asambleas de ciudadanos y ciudadanas por los consejos comunales en buscas de soluciones. Lamentablemente personas que se dedican a descalificar sin fundamentos las intenciones de solucionar el problema con los mismos habitantes han impedido prevenir este problema tan grave. Esto a traído como consecuencia que dicho sistema valla en deterioro. Bombas que se arreglen bombas que tiende a dañarse. SOLUCION AL PROBLEMA: compras de bombas nuevas, automatización del sistema (tablero), reparación de las tuberías de agua de toda la urbanización, corrección o reparación de las calle en mal estado por causa de los botes de agua. Construcción de dos tanques de agua en concreto armado con mayor capacidad. lograr que hidrocaribe o la alcaldía de García mantenga un llavero que cumpla con el pase de agua a los sectores. ESTE PROYECTO que solucionaría el problema definidamente. Esta presentado por el consejo comunal "PARAGUACHOA" DEL SECTOR "C" en el ministerio de las comunas. Lamentamos que el SR. Gobernador MOREL RODRIGUEZ en las oportunidades que a visitado nuestra Urbanización imponiendo obras que no son prioridad para la comunidad no allá escuchado al pueblo en su llamado. HOY LA URB. TIENE MAS DE 15 DIAS SIN AGUA POR EL MAL ESTADO DE LAS BOMBAS. la única bomba que estaba funcionando sufrió un recalentamiento. Quemándose la misma. EL LLAMADO AL GOBERNADOR Y AL ALCALDE DEL MUNICIPO GARCIA. Atender de inmediato la gran problemática que tiene las 1815 familias entre ellos más 2.500 niños. Necesitamos reparar las 3 bombas de agua por un costo promedio de Bs. 30.000,00.



Carlos Enrique Insignarez
Vocero
Comunicación e información
C. Comunal PARAGUACHOA
TELF. 0416.595.7701
 

lunes, 11 de octubre de 2010

12 de Octubre Día de la RAZIA



Indígenas y 12 de octubre
Txanba Payés *
A modo de justificación: permítanme utilizar, los mismos términos que todos inconscientemente usamos cuando nos referimos a los aborígenes de América latina. Se les llamó «indios» por equivocación. La historia es de todos conocida. Utilizaré en ciertos parágrafos ese término, aunque no lo comparta. Lo haré por la sencilla razón de que al hablar de ellos los indios  estamos hablando de quienes vivían en ese continente, antes de la llegada de los españoles.
El 12 de octubre significa para miles de indígenas recordar el asesinato de millones de indios. No es posible desde la perspectiva del aborigen, del autóctono, celebrar este día. Y no lo es porque ello supondría celebrar la perfidia a los que lucharon por su libertad e independencia, desde el norte al sur.
Todavía hoy, en países latinoamericanos, la lengua, la cultura, y la identidad de las comunidades originarias siguen siendo invisibles para quienes sustentan el poder, esos pueblos sin estado siguen sin existir, no se les reconoce en las instituciones ni en sus respectivas leyes. Se les niega el derecho a existir como personas y como pueblo. No es de recibo por tanto celebrar a bombo y platillo esa fecha que significa destrucción, sometimiento, espolio, y desde entonces, miseria y humillación para miles por no decir millones de personas. «Los indios, víctimas del más gigantesco despojo de la historia universal, siguen sufriendo la usurpación de los últimos restos de sus tierras, y siguen condenados a la negación de su identidad diferente. Se les sigue prohibiendo vivir a su modo y manera, se les sigue negando el derecho de ser» (Eduardo Galeano, "Ser como ellos").
¿Qué tendríamos que celebrar? Desde el punto de vista de quien asesinó, impuso, sometió y ultrajó la cultura de los indios, la celebración es el día de la hispanidad, con ello lo que busca es negar la masacre de millones de indígenas, desde ese punto de vista, pues, para ellos la celebración del 12 de octubre, es el encuentro de culturas. Sin embargo desde el punto de vista de los pueblos sin estado originarios de aquel continente con nombre equivocado  el aniversario tendría que ser de luto. ¿A quién beneficia que se hable en estos días de la hispanidad? ¿Qué se celebra realmente? Obviamente, los únicos que pueden estar celebrando este día son quienes asesinaron, sometieron con la espada y en nombre de su dios a miles de indígenas. Quien se impuso por las armas y la religión es quien puede realmente tener algo que celebrar hoy. El encuentro de culturas es más bien el triunfo de una cultura sobre otra. El silencio ensordecedor de millones de indígenas nos debería provocar el mea culpa, y que nos solidaricemos con su lucha y sus reivindicaciones.
Como premonición de lo que iba a constituir el capitalismo en toda América Latina, el 16 de diciembre de 1492, Colón dejó escrito en su diario: «los indios sirven para les mandar y les hacer trabajar, sembrar y hacer todo lo que fuere menester y que hagan villas y se enseñen a andar vestidos y a nuestras costumbres». Otro ejemplo del desprecio con el que vieron y siguen viendo a los indígenas. Lo que había en el fondo de esos viajes es ahora harto conocido, lo dice en su diario del «Descubrimiento», en él escribió 139 veces la palabra oro y 51 veces la palabra Dios o Nuestro Señor.
Esos escritos han llegado hasta nuestros días y lo que en ellos se cuenta no es más que el punto de vista del vencedor. Esos escritos nos muestran cómo los españoles vieron y entendieron si es que llegaron a entender  a las comunidades que allí vivían. Y es ese punto de vista el que sigue en el subconsciente de miles de latinoamericanos que reniegan de sus raíces. La negación de nuestros antepasados y su cultura era tal que hemos llegado a asumir que no debemos ser como ellos. Todavía hoy el indio en América latina sigue siendo el lumpen, la peor calaña de la tierra, incultos, vagos etc. Cuando ellos nuestros indios  al fin hablen, escriban, juzguen, ¿quién dirá que lo que dicen es mentira? ¿Quién se atreverá a negar su existencia? Nadie. Ni los más acérrimos defensores de una corona rancia y atrasada. Ni ellos se atreverán a rasgarse las vestiduras, porque la inocen- cia de los que asesinaron será la voz, en el presente, de los millones de indios que asesinaron en nombre de ese dios inexistente.
No es la voz de los indios la que ha contado, hasta ahora, la historia de América. Es el punto de vista de los vencedores. Y según ellos, las costumbres de los indios han confirmado siempre su posesión demoníaca o su inferioridad biológica. Así fue desde los primeros tiempos de la vida colonial y así sigue siendo hasta nuestros días: «Los indios, víctimas del más gigantesco despojo de la historia universal, siguen sufriendo la usurpación de los últimos restos de sus tierras, y siguen condenados a la negación de su identidad diferente. Se les sigue prohibiendo vivir a su modo y manera, se les sigue negando el derecho de ser» (Leonardo Boff).
En las vísperas de la conquista española, un profeta maya, que fue boca de los dioses, había anunciado: «Al terminar la codicia, se desatará la cara, se desatarán las manos, se desatarán los pies del mundo. Y cuando se desate la boca, ¿qué dirá? ¿Qué dirá la otra voz, la jamás escuchada?».

* Txanba Payés - Asociación latinoamericana de inmigrantes en Euskal Herria


ATENEO DE LENGUA Y CULTURA GUARANI
Maitei horyvéva opavavépe
David Galeano Olivera

¿Hasta dónde podemos llegar?12 de octubre: ¿celebramos el exterminio?Autor: Aichholzer

El 12 de octubre de 1492 Colón pensó haber descubierto Japón, pero descubrió América y, con el, América descubrió el capitalismo. En su diario, Colón, escribió 139 veces la palabra oro y 51 veces la palabra Dios. No podía cansar los ojos de ver tanta belleza en aquellas playas, y el 27 de noviembre escribió: “Tendrá toda la cristiandad negocio en ellas” y no se equivocó.
Al cabo de cinco siglos de negocio de toda la cristiandad, ha sido aniquilada una tercera parte de las selvas americanas, está yerma mucha tierra que fue fértil y más de la mitad de la población sobrevive a base de pan y agua y en muchos casos ya ni eso.
Los indios, víctimas del más gigantesco despojo de la historia universal, siguen sufriendo la usurpación de los últimos restos de sus tierras, y siguen condenados a la negación de su identidad diferente. Se les sigue prohibiendo vivir a su modo y manera, se les sigue negando el derecho de ser.
Al principio, el saqueo y el genocidio fueron ejecutados en el nombre de Dios, ahora se cumplen en nombre del Dios del progreso, sin embargo, en esa identidad prohibida y despreciada fulguran todavía algunas claves de otra América posible.
El 12 de octubre de 1492, Colón escribió en su diario que él quería llevarse algunos indios de regreso a su España para que aprendan a hablar (en su idioma). Cinco siglos después, el 12 de octubre de 1989, en una corte de justicia de los Estados Unidos, un indio mixteco fue considerado retardado mental porque no hablaba correctamente la lengua castellana. Ladislao Pastrana, mexicano de Oaxaca, obrero ilegal en los campos de California, iba a ser encerrado de por vida en un asilo público. Pastrana no se entendía con la intérprete española y el psicólogo diagnosticó un claro déficit intelectual. Finalmente, los antropólogos aclararon la situación: Pastrana se expresaba perfectamente en su lengua, la lengua mixteca, que hablan los indios herederos de una alta cultura que tiene más de dos mil años de antigüedad.
En Paraguay se habla el guaraní. Un caso único en la historia universal: la lengua de los indios, lengua de los vencidos, es el idioma nacional unánime. Y sin embargo, la mayoría de los paraguayos opina, según las encuestas, que quienes no entienden español son como animales.
De cada dos peruanos, uno es indio, y la Constitución del Perú dice que el quechua es un idioma tan oficial como el español. La Constitución lo dice, pero la realidad no lo oye. El Perú trata a los indios como África del Sur trata a los negros. El español es el único idioma que se enseña en las escuelas y el único que entienden los jueces y los policías y los funcionarios, pero el español no es el único idioma de la televisión, porque la televisión también habla inglés.
Hace cinco años, los funcionarios del Registro Civil de la ciudad de Buenos Aires, se negaron a inscribir el nacimiento de un niño. Los padres, indígenas de la provincia de Jujuy, querían que su hijo se llamara Qori Wamancha, un nombre de su lengua. El Registro argentino no lo aceptó por ser nombre extranjero.
Los indios de las Américas viven exiliados en su propia tierra. El lenguaje no es una señal de identidad, sino una marca de maldición. No los distingue: los delata. Cuando un indio renuncia a su lengua, empieza a civilizarse. ¿Empieza a civilizarse o empieza a suicidarse?
Entonces, ¿qué es lo que estamos celebrando?, si consideramos que en España se celebra el día del Hispanidad, haciendo referencia a que en ese día Colón descubrió las Americas y llevó con ello el exterminio prácticamente total de una cultura, podríamos también celebrar en Alemania el 3 de septiembre (1939) como el día del “Alemanismo” (y el exterminio de los judíos).
Celebremos también en los países musulmanes el 11 de septiembre (2001) como el día en que el Islam le puso mano firme al mundo, correcto, ¿no?
Matar al indio y salvar al hombre, aconsejaba el piadoso coronel norteamericano Henry Pratt. Y muchos años después, el novelista peruano Mario Vargas Llosa explica que no hay más remedio que modernizar a los indios, aunque haya que sacrificar sus culturas, para salvarlos del hambre y la miseria.

Cfg y FCI

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jueves, 7 de octubre de 2010

¡Tres R para Nueva Esparta, pero a la enésima potencia! Por: Jorge Armas* Fecha de publicación: 06/10/10

“Incrementar la legitimidad, el liderazgo, la capacitación. La Revolución no puede estar reñida por la calidad revolucionaria. Ser revolucionario es ser eficaces y eficientes, es reunir al máximo estas dos condiciones”. Cdte Hugo Chávez.

Sin lugar a dudas es necesario revisar profundamente lo que viene sucediendo dentro del proceso revolucionario en el estado Nueva Esparta, en nuestro partido y su conducción. La revisión inicia por todos sin excepción, algunos con mayor grado de responsabilidad y otros desde nuestra cotidianidad. El instrumento que es el partido debe ser fuerte para alcanzar los objetivos estratégicos y tácticos. Es necesario buscar el método que nos permita determinar con mayor certeza las causas del resultado electoral en el estado Nueva Esparta, en sus circuitos, en los municipios y localidades. No podemos desperdiciar este momento para revisar radicalmente, rectificar radicalmente y reimpulsar radicalmente en todos los sentidos y con la participación de todos y todas.

La conducción del PSUV en Nueva Esparta tiene deficiencias, enumero algunas: tratar de llevar o conducir el movimiento de masas en “línea recta”, no se practica el centralismo democrático, confunden la unidad con la uniformidad, dogmatizan las formas ideológicas, no entendiendo que hay convivir con la diversidad, claro no perdiendo de vista que estamos en una lucha de clases, la desvinculación de los dirigentes con el pueblo, poca (casi nula) efectividad en la oposición hacia el Gobierno de Morel Rodríguez, sus voceros y sus alcaldes. Hay que admitir nuestros errores para poder corregirlos y avanzar, “Inventamos o erramos”.

Tomaré en este caso dos desviaciones que están haciendo mucho daño al proceso revolucionario en el estado Nueva Esparta. La primera, el burocratismo, tanto en el partido como en las instituciones. Si tenemos un partido burocratizado, lo más seguro es que nos arrastre el “Estado Burgués” a esta práctica. El Comandante-Presidente Chávez en una de sus alocuciones se refiere: “En las instituciones trataran de molerlos, no se dejen moler por las instituciones, sean molinos de la corrupción, ineficiencia y burocratismo” Debemos colocar cuadros revolucionarios en la instituciones que lleguen a hacer la revolución. No se puede seguir tolerando el amiguismo o nepotismo en la designación de responsabilidades en la administración pública, llegando hasta el extremo del manejo familiar de algunas instituciones en Nueva Esparta. El Maestro Simón Rodríguez dice: “Para hacer república, se necesita republicanos”. Nosotros debemos decir también para hacer revolución se necesita revolucionarios y revolucionarias, pero no solo decirlo, sino hacerla.

Lamentablemente en el estado Nueva Esparta ha prevalecido una práctica propia del individualismo y de la cultura burguesa como lo es “el sectarismo”. Esta ha logrado dispersar y desmotivar a una gran cantidad de dirigentes que no son del “grupo-secta” y son excluidos. En “Los Cuadernos de Educación Popular” de Martha Harnecker y Gabriela Uribe define el sectarismo de la siguiente manera:“Ser sectario es desdeñar, subvalorar, menospreciar a todos los que no pertenecen a la "secta". Solo se trabaja con los que pertenecen a ella, marginando al resto de las personas de cualquier tipo de colaboración”. Esto me parece muy común en el estado Nueva Esparta, es necesario revertir y suprimir esta conducta para alcanzar próximas victorias.

Debemos revisar nuestra integración con los Consejos Comunales, con el Poder Popular, con los trabajadores y trabajadoras del puerto libre y del sector hotelero, los pescadores y pescadoras, los transportistas, artesanos y artesanas, estudiantes, servidores públicos o empleados del Estado, trabajadoras y trabajadores independientes, las amas de casas, en fin todos los y las compatriotas que producen la riqueza y construyen la nueva sociedad de nuestro estado para tener un partido con mucha fuerza y sólidas bases. Nueva Esparta no tiene 110.000 oligarcas, pero peor aún el pueblo chavista no somos solo 78.000 personas.

Los objetivos estratégicos de la Revolución Bolivariana son y están contenido en nuestras BASES PROGRAMÁTICAS DEL PSUV; “La consolidación de la Democracia Participativa y Protagónica; La derrota del imperialismo y toda forma de dominación extranjera; La construcción del Socialismo Bolivariano”. Hagamos del LIBRO ROJO DEL PSUV un elemento fundamental para la teoría y práctica revolucionaria, para la concreción de socialismo, para el debate y la polemización, para el fortalecimiento del Poder Popular y el Partido, para acompañar a nuestro Comandante-Presidente Hugo Chávez en la defensa de los pueblos del mundo y la construcción de un mundo distinto al capitalismo depredador. Ahora más que nunca debe recorrer por todo el mundo el sueño concreto del socialismo.

Es necesario un método de trabajo práctico que permita al partido ser una poderosa fuerza motivadora, movilizadora en los militantes y en el pueblo. Un método de trabajo práctico “de las masas, a las masas”, del pueblo y para el pueblo. El propio Mao Tse-Tung lo describe de la siguiente manera: “Esto significa recoger las ideas (dispersas y no sistemáticas) de las masas y sintetizarlas (transformarlas mediante el estudio, en ideas sintetizadas y sistematizadas) para luego llevarlas a las masas, difundirlas y explicarlas, de modo que las masas las hagan suyas, perseveren en ellas y las traduzcan en acción, y comprobar en la acción de las masas la justeza de esas ideas. Luego, hay que volver a recoger y sintetizar las ideas de las masas y llevarlas a las masas para que perseveren en ellas, y así indefinidamente, de modo que las ideas se tornan cada vez más justas, más vivas y más ricas de contenido. Tal es la teoría marxista del conocimiento ( ... )”. Es imperativo que dentro del estado Nueva Esparta nos movilicemos en la vía correcta para fortalecer el partido y el movimiento popular.

La política es razón y fuerza, bueno creo y sostengo que tenemos la razón y la fuerza en Venezuela, pero si no nos ponemos de acuerdo en lo programático, si no nos ponemos de acuerdo con nuestras diferencias y no nos enrumbamos a la construcción permanente con el pueblo y bajo liderazgo de nuestro Comandante-Presidente se hará más tortuoso el camino. Paulo Freire en su prédica educativa y su accionar decía en una entrevista: “Uno de los mayores desafíos que tenemos que enfrentar los que soñamos con la transformación revolucionaria de la sociedad burguesa es la necesidad de encarar la toma de poder como un problema de toma de poder sino de reinventarlo”.

Está en juego el futuro de la patria y la humanidad. No debemos caer en el juego del conformismo que posterga el debate. Las diferencias debemos dirimirla en un debate sincero, franco, polemizador, de iguales y con camaradería. No debemos perder de vista jamás que el enemigo es imperialismo, sus monopolios, sus lacayos.

Ahora mismo se hace necesario acelerar el proceso revolucionario, de destruir el“Estado Burgués”, para esto es necesario que entendamos que desde nuestra localidades, desde nuestra realidad podemos proponer por ejemplo: “la constituyente municipal”, conformar nuevas formas de producción, en fin construir el socialismo. Tomar el ejemplo de las y los trabajadores de la Planta de PDVSA GAS COMUNAL de Nueva Esparta que conformaron sus comités Socialistas, el ejemplo de La Comuna de Península de Macanao, el ejemplo de algunas Radios Comunitarias que están haciendo una comunicación distinta., tomar el ejemplo de los estudiantes la Misión Sucre, pescadores y el gobierno revolucionario que retomaron un espacio del Pueblo como lo es la sede de la UBV en Nueva Esparta. Hay muchos ejemplos en la Nueva Esparta, tomemos esos ejemplos y salgamos rumbo a victorias revolucionarias. Ahora más que nunca “el socialismo se conquista peleando, peleando, peleando hasta vencer”.

¡Viva el Comandante Chávez!

¡Viva los patrulleros y patrulleras del PSUV!

¡Limpieza y más revolución!

¡Viva el Socialismo!

PD: A aquellos que dieron difusión a mi artículo anterior le agradezco. A aquellos que ven fantasma también le agradezco, pero le recomiendo como me recomiendo a mirarnos siempre la gran viga que tenemos en nuestros ojos.

*jorgearmas@psuv.org.ve; jorgearmas17@gmail.com; Tw:@jorgearmasv;www.jorgearmasv.blogspot.com

miércoles, 6 de octubre de 2010

DERECHOS CULTURALES Y REVOLUCIÓN





A los compañeros del Consejo Federal de Gobierno


I

A once años de haberse iniciado bajo fervorosa aquiescencia popular expresada en una Constitución aprobada en referéndum, el proceso revolucionario, o por mejor decir, una buena parte de sus dirigentes y órganos del poder público, sigue en mora con los derechos culturales en ésta consagrados.

Bien es cierto que el Presidente Chávez y altos funcionarios de su gobierno auspician y apoyan sin reservas no pocas iniciativas derivadas de tales derechos, a sabiendas de lo que ellas significan. Y tal circunstancia ha permitido no sólo la conversión del antiguo Consejo Nacional de la Cultura en Ministerio de la Cultura, sino la concreción, por parte de éste, de ambiciosos planes dirigidos a democratizar la creación y el acceso a los bienes culturales.

Nunca en verdad se habían editado tantos libros como ahora (y al alcance de las mayorías), fomentado tanto cine y música nacional, apoyado tanta iniciativa creadora, rescatado tantos valores históricos, divulgado tantas verdades soslayadas.

Pero ello no basta.

Y no basta porque tales conquistas siguen, con meritorias excepciones, rezagadas en el resto del país como políticas de Estado de obligado acatamiento por ser normas constitucionales.

Quienes tienen el deber de aplicarlas no las aplican, salvo unas pocas voluntades y entidades alentadas por la acción del Ministerio de la Cultura.

La mayoría de las Gobernaciones, Consejos Legislativos, Alcaldías, partidos y organizaciones comunales simplemente se desentienden del asunto, al punto de que muchos promotores y cultores populares, orquestas típicas, museos, casas de la cultura y bibliotecas siguen trabajando entre carencias primarias, bajo la indiferencia de sus gobiernos locales y regionales, más preocupados por favorecer, en esta materia, jolgorios y romerías.

¿Cuántos de ellos pueden enorgullecerse de presentar en sus organigramas y destinar en sus presupuestos las estructuras y recursos permanentes para estimular y apoyar en sus comunidades la acción cultural transformadora?

El Estado no crea valores culturales, los auspicia.

II

El Festival Mundial de Poesía de Medellín, en Colombia, acaba de cumplir veinte años. Se inició por tanto en 1990, cuando la ciudad se hallaba sumida en violencia extrema. El pasado mes de julio, para celebrar su vigésima puesta en escena, los organizadores invitaron a cien poetas de los cinco continentes para que dijeran sus versos en escuelas y universidades, museos y bibliotecas, parques y teatros, barrios y sindicatos, al aire libre o bajo techo, con lluvia o a pleno sol.

Y siempre a casa llena.

El día de la inauguración en el anfiteatro de Nutibara, en donde caben sentadas cinco mil personas, no cabía un alma, pese a las dificultades de acceso y la lluvia que desde tempranas horas de la tarde caía.

El fervor de los medellinenses por la poesía, aunque estaba en ellos en estado latente, ha crecido a tal punto gracias al festival y su consecuente actividad colateral. Y si antes Medellín era conocida en el mundo como capital de la droga, ahora lo es de la poesía.

Hijo en cierta forma del de Medellín, el de Caracas, costeado y organizado por el Ministerio de la Cultura, acaba de celebrarse por séptima vez y no le va a la zaga a aquél aunque siempre deseemos mejorarlo.

Pero lo que quiero significar al mencionar los festivales de Medellín y Caracas -perogrullada avanti- es cuán enriquecedora puede ser una actividad artística de calidad para nuestros pueblos, víctimas perennes de la carga de necedades, ofuscaciones y violencia de los mass media, las más eficaces escuelas de nuestro tiempo.

No está demás acotar que el festival de Medellín sigue subvencionado por la Alcaldía de esa ciudad, subvención que este año alcanzó a la suma de doscientos cincuenta mil de dólares, lo cual tal vez parezca un exabrupto para algunos alcaldes, concejales, diputados o gobernadores nuestros poco dados a creer que auspiciar el arte, y tanto más la poesía, sirva para algo que no sea gasto superfluo.

Acaso, conjeturo, porque desconocen -y por ello lo relegan a casi obligatorio sainete de futilidades- que el derecho a la cultura constituye una de las conquistas fundamentales consagradas en el texto constitucional de 1999, factor clave en la lucha contra la pérdida de la identidad, la alienación y la dependencia.

¡Si hasta la propia Ley del Consejo Federal y su reglamento, promulgadas en fecha reciente, se permiten olvidar los proyectos culturales como prioridades de la nación!

III

Jamás, hasta la actual, en ninguna de las Constituciones habidas en los dos siglos de historia republicana en Venezuela se había siquiera mencionado la palabra cultura.

Y mucho menos que pudiera pensarse en consagrarla como un derecho primario de nuestro pueblo como se establece hoy.

El acceso a los bienes culturales constituía coto cerrado de una minoría privilegiada (privilegiada porque tuvo y tiene, a diferencia de las grandes mayorías populares, oportunidades, formación y medios para hacerlo).

De allí que en nuestros días resulte insoslayable hacer realidad el corpus sensitivo del proyecto bolivariano, expresado en dos palabras por el Libertador en su discurso ante el Congreso de Angostura -palabras no por trilladas menos apremiantes: moral y luces.

Virtudes ambas de obligada exigencia en la construcción de una república que se desea refundada en valores.


IV

Por eso sería erróneo pensar que la responsabilidad total en la compleja, urgente e imprescindible acción cultural del Estado ha de recaer sólo en el Ministerio de la Cultura.

En la Asamblea Constituyente de 1999, y sobre todo en el seno de la Subcomisión de Cultura que tuve el honor de presidir, se debatió con intensidad este importante temario en cuya conformación innumerables compatriotas de todo el país contribuyeron con atinadas observaciones.

Ello condujo a que desde el mismo Preámbulo de la Constitución el de la cultura quedara consagrado como derecho esencial, en el mismo rango que el derecho a la vida, al trabajo, a la educación, a la justicia social y a la igualdad sin discriminación ni subordinación.

Creo mi deber recordar ahora no sólo la letra sino el espíritu de los artículos consagrados a ella en nuestra Carta Magna, con la esperanza de que gracias a los mecanismos que la propia Constitución establece y al convencimiento de que sin revolución cultural no existe transformación verdadera, no pasen a la historia como desventurada letra muerta en aquellas regiones en donde hasta ahora lo ha sido.

V

Los derechos sociales, económicos y culturales, conocidos como segunda generación de los derechos humanos, fueron promovidos en las primeras décadas del siglo pasado. No se incorporaron a los sistemas constitucionales si no bien avanzado éste, al ser considerados como complementarios de los derechos civiles y políticos.

Hasta entonces hubiera parecido entelequia, incluso para los propios oficiantes de la cultura, hablar de derechos culturales, es decir, de la cultura como objeto del derecho, porque ello supondría reglamentar lo irreglamentable, o legislar sobre lo ilegislable.

El tiempo se encargó de registrar, sin embargo, que la efectividad de los derechos civiles y políticos constituía simple retórica o mera voluntad declarativa si no se lograba la realización plena de los de segunda generación. Es decir, los derechos clásicos de libertad e igualdad formal que configuran el respeto a la dignidad humana, no serían más que enunciados insustanciales sin la plena realización de los derechos económicos, sociales y culturales. Y viceversa.

Los derechos culturales son también rasgos distintivos de la nacionalidad.

Sistemas de valores, historia, creencias, tradiciones y modos de vida de los conglomerados sociales constituyen componentes primarios del desarrollo de la humanidad. No puede existir desarrollo económico ni social sin desarrollo cultural.

Como expresa un documento de la UNESCO, la cultura es una experiencia humana que, aunque de difícil definición, representa para nosotros la totalidad de medios por los cuales el hombre crea diseños para vivir.

Se trata de cambiar el concepto reverencial de la cultura para convertirlo en punto nodal de participación creadora, de acopio de conciencias sensibles, libre de sujeciones y factores alienantes.

Una cultura viva, edificante, emancipadora, permite al ser humano cambiar la realidad circundante, puesto que el crecimiento cada vez mayor de la pobreza en un mundo de abundancia impide trágicamente la concreción de los derechos humanos.

Las ciencias y la tecnología sirven a la lógica de la razón y son neutrales, de allí que sus descubrimientos, en manos de seres inmorales, puedan servir para funestos fines. Las artes avivan y alimentan la sensibilidad, los saberes humanísticos la conciencia, y ambos, sensibilidad y conciencia, toman partido por lo humano, cuya naturaleza pretenden perfeccionar, no aletargar.

Ser cultos es la única forma de ser libres, decía Martí.

Y cultura no es sólo arte: también tradición palpitante, activa, sensorial y cognoscitiva. Por ella pertenecemos a un país, nos miramos en la fuentes de nuestro ser social. Por ella aprendemos a defender espíritu y tierra ante todo invasor, por ella enfrentamos las pretensiones hegemónicas de los imperios y sus secuaces, las aberraciones de sus mass media, las carencias o los abismos de nuestras resoluciones e irresoluciones, las degradaciones del atraso, el estancamiento y la indigencia.

Porque donde hay cultura no hay miseria.

VI

Y puesto que en cultura lo que abunda no daña, varios son los ejes fundamentales recogidos tanto en el Preámbulo como en los cuatro artículos del Capítulo VI y otros conexos que configuran el principio del Estado pluralista de cultura que todos hemos soñado:

Primero, la garantía de la libertad de creación, entendida como el derecho a la invención (y no a la inversión como erróneamente se transcribió y así se dejó en el artículo 98, no sabemos por qué o quiénes), producción y divulgación de toda obra científica, técnica y humanística sin más limitaciones –como es norma universal- que las derivadas del respeto a los otros derechos humanos. Todo venezolano tiene derecho, pues, a crear bienes culturales. No basta, empero, la invención o creación si cuando lo merezca por su calidad ésta no se difunde y, por tanto, no cumple su papel social. Un papel que el Estado tiene el deber de apoyar y proteger.

Segundo, el reconocimiento y protección de la propiedad intelectual o derechos de autor en sus distintas variables o expresiones.

Tercero, la incorporación de la cultura como bien irrenunciable de nuestro pueblo y valor esencial íntimamente vinculado al desarrollo democrático de las naciones, a la afirmación y crecimiento de la personalidad, a la convivencia, a la tolerancia, a la integración y la justicia social.

Cuarto, el papel del Estado como impulsor, facilitador y garante de los bienes y derechos culturales, obligado a fomentar y asegurar las condiciones (infraestructuras adecuadas, equipamiento, etc) medios (recursos formativos, de difusión, etc), instrumentos legales y presupuestos acordes con las recomendaciones de los organismos internacionales, principalmente la UNESCO. Esta norma garantiza a todas las personas y no sólo a las élites el acceso a los bienes culturales de la nación y de la humanidad.

Quinto, si la creación cultural es libre (art.98) el reconocimiento de la autonomía de los entes que conforman la administración cultural pública ha de ser su corolario, con el propósito de que pueda llevar a cabo sus altos fines sin interferencias ni menoscabos coyunturales. Lo cual significa la creación de entes autónomos de cultura en todo el país, auto administrados aunque sujetos, por supuesto, a la fiscalización y políticas del Estado.

Sexto, la protección y preservación de los bienes tangibles e intangibles constitutivos del patrimonio cultural de la nación, así como su memoria histórica. El artículo (99) que consagra este derecho colectivo dispone que dichos bienes son inalienables, imprescriptibles e inembargables (puesto que son propiedad de todos los venezolanos y de la humanidad) y otorga a la ley la facultad de establecer penas y sanciones por (y no para como por error de transcripción o de imprenta aparece en el texto constitucional) los daños causados a los mismos.

Séptimo, el tratamiento de atención especial que han de merecer las culturas constitutivas de la venezolanidad, constreñidas como han sido, sobre todo en sus expresiones indígenas y afroamericanas, al desván de la historia. Este trato no impide el reconocimiento de la interculturalidad y la pluriculturalidad bajo el principio de igualdad de las culturas. La norma pretende hacer justicia a las culturas preteridas e inferiorizadas por cinco siglos de colonialismo, neocolonialismo y endocolonialismo.

Octavo, el reconocimiento de una actividad que ha merecido tratamiento especial en muchas de las constituciones contemporáneas: el patrocinio particular de actividades culturales, actividad que el Estado puede estimular mediante fórmulas y mecanismos que no contravengan el ordenamiento legal.
Noveno, la protección social al trabajador cultural, excluido secularmente de este derecho dada la particularidad de su quehacer (no dependencia o semidependencia, horario indeterminado, remuneraciones aleatorias, etc).

Décimo, la garantía de difusión de la información cultural y la obra de los creadores de bienes culturales en los medios audiovisuales, los cuales han de asumir este deber como parte de su esencia de servicio público.

La radio y la televisión (y en menor escala el cine), erigidas en este tiempo en mentores de la conducta ciudadana, cumplen relevante papel en la formación de valores y antivalores. Y el Estado está en la obligación de impedir que la proliferación de estos últimos, disfrazados de programas de recreación caracterizados casi siempre por una atrofia intelectual ofrecida como elíxir, lesione la formación de nuestros niños y adolescentes e imponga la violencia y la estupidez como normas inmanentes del comportamiento humano.

No está demás recordar aquí las palabras de un viejo productor de Hollywood, William Hays, a quien un crítico español describiera hace cuatro décadas años como “trait d’union entre los grupos bancarios yanquis, los ministerios gubernamentales y los productores de películas”: “Nosotros –decía Hays- no podemos olvidar que el cine americano es un factor poderoso de la penetración cultural americana en los demás países”.

Como sabemos, la palabra americano fue también convertida en propiedad de los nativos de EEUU. Para el resto de nosotros inventaron la palabra latinos.

Pero sigamos con este derecho tan vulnerado.

El art. 108 dispone que los medios públicos y privados deben contribuir a la formación ciudadana y posibilitar el acceso universal a la información, mientras el 110 los define como instrumentos fundamentales para el desarrollo y la soberanía.

En el mundo actual, dominado por la llamada cultura de masas o de mercado, el cumplimiento de esta norma es de particular importancia.

Décimo primero (art. 309), la protección especial que el Estado debe otorgar, mediante facilidades crediticias, a los artesanos y a las industrias populares típicas con el propósito de preservar su autenticidad y hacerlas asequibles a las mayorías.

Décimo segundo (art. 121) el reconocimiento y respeto de las culturas indígenas venezolanas y la valoración y difusión de sus manifestaciones, su identidad, lenguas, tradiciones, cosmovisiones, valores, espiritualidad, lugares sagrados y de culto, etc.

VII

¿Cómo hacer valer estos derechos?

Más que los propios trabajadores culturales, las organizaciones populares (juntas de vecinos, consejos comunales, círculos bolivarianos, casas de cultura, asociaciones) y desde luego los alcaldes y gobernadores, tienen en sus manos los instrumentos legales para lograrlo, incluyendo las normas de la ley del Consejo Federal de Gobierno y su reglamento.

La Carta Magna proporciona claves y disposiciones alusivas, amén de que en la última parte de su artículo 22 dispone que “la falta de ley reglamentaria de estos derechos no menoscaba el ejercicio de los mismos”.

Y el artículo 5 de la Ley del Consejo Federal expresa que la función de planificación asignada al Consejo está destinada a establecer “los lineamientos de los entes descentralizados territorialmente y a las organizaciones populares de base, así como el estudio y la planificación de los Distritos Motores de Desarrollo que se creen para apoyar especialmente la dotación de obras y servicios esenciales en las regiones y comunidades de menor desarrollo relativo” (subrayado nuestro).

Obviamente, aunque no se diga, las de la cultura son obras esenciales, y no sólo para las regiones de menor desarrollo.

VIII

Las revoluciones de nuestro tiempo han heredado atroces realidades que se proponen –y es preciso- transformar.

Tal circunstancia las justifica y las alienta.

Ya no se trata únicamente de vencer la injusticia social. También y sobre todo la defensa y restauración de un medio ambiente, de una naturaleza, de un planeta gravemente lacerados Es también en consecuencia una contienda contra la alienación colectiva promovida y sustentada por lo que el sociólogo estadounidense Dwight Mac Donald denominara masscult (cultura de masas) fabricada para el mercado por los propietarios y dirigentes de los grandes medios audiovisuales.

La masscult, dice Mac Donald en su ensayo Masscult y Midcult, no ofrece a sus clientes, el gran público, ni catarsis emocional ni experiencia estética porque todo eso requiere un esfuerzo. “La cadena de producción elabora un producto uniforme, cuyo humilde fin no es ni siquiera divertir, porque eso supone vida, y por lo tanto esfuerzo. Nada de eso; lo único que se propone es distraer. Puede estimular o narcotizar, pero lo importante es que sea de fácil asimilación. No exige nada a su público…y no da nada”.

Nada, excepto la ilusión del consumismo, el manto de la frivolidad, las cadenas del egoísmo, la venda del letargo.

En este contexto la acción cultural liberadora es la única herramienta capaz de cumplir una doble función: transformar mentalidades y sensibilidades, cabe decir, lo permanente humano, para hacer posible otro mundo.

IX

Así como el Estado venezolano ha erogado cuantiosos recursos para la construcción de relevantes estadios de fútbol en todo el país (probablemente necesarios), y algunas de sus instituciones siguen gastando pródigas sumas en espectáculos de agobiante indigencia intelectual y artística, muchos soñamos con el día en que en cada capital estadal y en cada ciudad importante emerjan también dignos y radiantes centros de cultura surgidos de las iniciativas de alcaldes, gobernadores y consejos comunales.

Centros dotados de auditorios confortables, librerías, discotiendas, salas y locales de exposición y venta de obras de arte y artesanías, salas de lectura, de música, de debates, espacios-sedes de agrupaciones culturales y comunales, cafés, estacionamiento y demás facilidades para que sean habitados y habilitados permanentemente por trabajadores culturales (escritores, artistas, artesanos, historiadores, filósofos, cineastas, promotores y un largo etc) y vecinos en actividades constantes –para evitar que se conviertan en cascarones de humo-, interrelacionados con la comunidad a la que sirven. Núcleos activos, poblados, vivos, en donde no falten la imaginación ni la magia, los saberes ni la sensibilidad.

Sólo así, a la larga –y a la honda, porque los bienes culturales son como cargas de profundidad- los antivalores pueden dejar de reinar, las acritudes dar paso a los prodigios y nuestros niños y nuestros jóvenes vivir una nueva realidad.

En toda verdadera revolución, permítanme decirlo finalmente, lo bueno de soñar es que los sueños, tarde o temprano, suelen convertirse en realidad.


PROPUESTA A LA SECRETARÍA DEL
CONSEJO FEDERAL DE GOBIERNO


Que de conformidad con lo establecido en el numeral 7 del artículo 20 de la Ley Orgánica del Consejo Federal de Gobierno, se sirva someter a la consideración de la próxima sesión de la Plenaria la conveniencia de construir Centros de la Cultura en cada ciudad importante y capitales de los Estados, los cuales, financiados o cofinanciados por los poderes central, regional y municipal, han de fungir como motores del desarrollo cultural local y regional y eventualmente, si fuere necesario (y atendiendo a lo dispuesto en el numeral 4, aparte c del artículo 36 del Reglamento de la Ley) como sedes de los Consejos Comunales y Comunas.


GUSTAVO PEREIRA

Construir poder popular o resignarse al partido político

Resulta dificultoso delimitar exactamente las coordenadas entre Movimiento social y Partido político, porque históricamente sus características no son ni han sido estáticas e inmodificables.
Estas notas resultan del trabajo de grupos en el curso de formación política: Estado, movimientos sociales y partidos políticos realizados en la ciudad de Buenos Aires en encuentros semanales a partir del 1ro. De Agosto al 17 de Octubre del 2009, coordinado por la Asamblea Popular y Originaria “Carlos Coro Mayta” de la colectividad boliviana y el Colectivo Amauta de la Argentina.Dos fueron las preguntas disparadoras para el trabajo de los grupos y su posterior discusión colectiva: ¿Pueden los movimientos sociales (MS) sustituir a los partidos políticos (PP)? Y, ¿Es posible un gobierno de los movimientos sociales? Las “conclusiones” a las que se arribaron, sin embargo, no deben ser consideradas como algo acabado, más bien un punto de partida para seguir profundizando en la reflexión y la acción práctica.Lo que resulta, por tanto, son inquietudes y preguntas antes que respuestas y quizas esto sea lo más provechoso en esta experiencia justamente, el poder hacerse preguntas.Las preguntas disparadoras son, en realidad, hipótesis de intelectuales dedicados a estos temas políticos y que de algún modo y en grado variable han hecho suyos movimientos sociales que se expresan, por ejemplo, en el Foro Social Mundial de Sao Pablo. Ideas como los movimientos sociales habrían sustituido a la lucha de clases y que enh el caso boliviano, se estaría ante un gobierno de éstos. De lo que se trata en consecuencia es someter a la discusión y la crítica esas ideas.El título de este documento trata de sintetizar la preocupación más recurrente en los participantes en la tarea de apoyar el proceso de cambio que se vive en Bolivia y América Latina, entendido como un proceso de transformaciones y búsqueda de autodeterminación y lo que sigue es un resúmen de lo que denominamos, a falta de un mejor término, conclusiones.1. Responder a la primera pregunta plantea una cuestión previa: ¿Los partidos y los movimientos sociales son algo tan distintos y por tanto muy poco en común? La realidad es que ambos, al proponer la transformación de la realidad social, tienen objetivos comunes. Los actores que se involucran en los MS no tiene como requisito ser homogéneos ideologicamente, la única condición para ser parte de un MS es adherir al objetivo buscado, por ejemplo defender el medio ambiente. Por tanto los MS no buscan enfrentar abiertamente la cultura dominante ya que su herramienta movilizadora es partir del sentido común que percibe el cambio propuesto como una necesidad.2. Los partidos (entendidos como partidos de clase) requieren, en cambio, de una ideología común y conciencia de que sus intereses son opuestos a los de la clase opresora y busca de manera intencionada transformar el sentido común a partir de la acción organizada de sus miembros.3. Resulta dificultoso delimitar exactamente las coordenadas entre MS y PP, porque históricamente sus características no son ni han sido estáticas e inmodificables. Hay ejemplos de cómo movimientos de gran envergadura terminan como simples partidos políticos (el Movimiento Nacionalista Revolucionario de Bolivia) y viceversa, partidos políticos que terminaron como grandes movimientos internacionales (el movimiento socialista).Por ello, quizas sea conveniente, partir de delimitar la pregunta inicial por otra que demarque a los PP y Ms que luchan por cambiar la sociedad de aquellos que pugan por preservarla.4. Respecto a la segunda pregunta, se podría pensar que los MS pueden acceder a ser gobiernos a condición de formar un “poder alternativo”, esto es, construcción de bases sociales con una profunda conscientización, capaz de ofrecer soluciones a los grandes temas de salud, educación, económica, tecnológica e industrialización, o sea, un programa que verdaderamente cambie la realidad social.5. Un gobierno que no concuerde con los intereses de la burguesia irremediablemnte tiene un dilema: la confrontación en diversos grados o el acuerdo o pacto con ella.6. Lo que queda pendiente en Bolivia, para que se haga efectivo el gobierno de los MS, es resolver el problema del poder. Esta respuesta no esta en las libros sino en la lucha permanente del pueblo. Sin embargo, hay un requisito imprensindible para resolver este problema, construir un bloque de clases hegemonizado por el pueblo que destruya el bloque dominante hegemonizado por la burguesia.7. Algunas preguntas que no se alcanzaron a discutir son: se habla desde los gobiernos de izquierda de que son gobiernos de transición, la preguntas ¿Hacia dónde transitar? Cuestión que interpela acerca de como es ese horizonte llamado socialismo. ¿El sujeto social del cambio en Bolivia, es el “indio” ya sea como obrero, como ciudadano? Esta es una vieja discusión que probablemente haya que delimitar mejor para responderla, y sin embargo mantiene toda su pertinencia en la presente coyuntura.8. Una última cuestión que queda planteada es ¿pueden los movimiento sociales hacer la revolución? Quizas convenga responder esta cuestión de manera provisional afirmando que no es posible ninguna revolución sin los movimientos sociales, sin que esto signifique exclusivismo o alguna primacia como sujeto de la revolución.