sábado, 26 de marzo de 2011

¡ Por que es imprescindible organizarse?


El llamado fue claro: debemos organizarnos y trascender al “partido maquinaria electoral”. Importantísima la convocatoria. Existen muchas razones para apoyarla, veamos una de ellas.
El Socialismo debe ser obra de los hombres del capitalismo. Hay allí una paradoja, un círculo vicioso, similar a aquella pregunta: ¿quién educa a los educadores para la nueva sociedad? La interrogante encuentra solución en el Partido Revolucionario, esa es una de sus más importantes misiones, lo justifica.
Los Revolucionarios agrupados forman un organismo que los trasciende. Este organismo, en virtud de la convivencia revolucionaria, de la nueva relación de crítica afectuosa, resume y resalta lo mejor de cada uno de sus miembros, y minimiza sus defectos.
Se produce así un hecho milagroso: el organismo del Partido Revolucionario se exorciza, por la acción colectiva, de su herencia de valores capitalistas y se transforma en un cuerpo del futuro, en un educador para el porvenir.
Así surge un nuevo factor para  el cambio, diferente y más revolucionario que cada uno de los individuos que lo conforman. Ese es el motor indispensable para la construcción y defensa del Socialismo.
Ese organismo, esa militancia, es la base para llevar el mensaje revolucionario. Su acción desde la nueva relación humana es un ejemplo que le confiere credibilidad a cualquier mensaje y a cualquier dato estadístico. El pueblo ve en esos militantes, en esos organismos, la prefiguración de la nueva sociedad, y la identifica como la buena nueva, la meta, la superación del  egoísmo que nos impone el capitalismo.
Ese es, debe ser el objetivo de la convocatoria a la transformación del partido, construirlo en instrumento para las nuevas etapas que el camino requiere. La vigilancia, el cuidado de esos organismos, las críticas y, por qué no, las sanciones y amonestaciones, sin duda construirán al “educador de los educadores”.
De aquí surge una pregunta ¿Cuáles son los valores revolucionarios, de dónde vienen, por qué esos y no otros, cuáles son sus antagonismos con los valores capitalistas, cómo defenderlos, cómo mostrarlos indispensables, por qué sólo se manifiestan en colectivos?
Los valores éticos y morales del Socialismo emergen de las entrañas del cambio, del alma de la nueva sociedad, se trata de fundar al Hombre Nuevo, el hombre del Socialismo, y superar al hombre del capitalismo. El hombre del Socialismo, en esta etapa, es un visionario, vive con su corazón en el futuro y lucha en el presente por construir la sociedad soñada.
Al socialista, en esta etapa, lo habita una contradicción, saberse miembro del pasado que debe ser superado, y ser simultáneamente ciudadano del futuro conducido por sus sueños. Sufre por un mañana diferente que él siente indispensable en el instante que observa a una niña maravillarse frente al descubrimiento de la vida que la modela humana. La sorpresa de esa niña que ve por primera vez a una gallina, o a un camello, a una flor, siente la lluvia y la identifica como buena, o relaciona la palabra luna con lo extraño que descubre en el cielo por primera vez, lo conmueve.  
Y en ese instante de supremo humanismo, el socialista recuerda que de seguir la marcha demencial del capitalismo, esa niña no podrá sentir la emoción de ver a sus hijos erguirse humanos en el asombro de la relación de la vida con la vida, que quizás ya no habrá más niños, no habrá vida que observar ni vida que observe.
Y es presa de la contradicción de luchar por el futuro, o acomodarse al pasado. De romper la costumbre, o seguir tranquilo como un barquito de papel que mece el viento en el mar tranquilo. Postergar el sueño a épocas improbables.
Presiente que para él desde que despertó, desde que vio claro el futuro ya no habrá otro sosiego que luchar, ese es su deber. Se sabe en minoría, el salto sobre el abismo aterra, la luz del sol del futuro desvía las miradas, la costumbre nos ata al patíbulo. Pero el socialista sabe que la solución a la contradicción es luchar, la quietud ya no es posible, la responsabilidad sagrada, salvar la especie le muerde el alma, le quema por dentro, el fuego que clama por cambio tomó cuenta de su vida.
Es así, es fundamental conocer cuál es la esencia del Socialismo, esa será la condición del Hombre Nuevo, de la lucha por librar y deberá ser la naturaleza de los organismos del Partido Revolucionario.
El capitalismo tiene como base al egoísmo, la fragmentación social, la pérdida del sentido de pertenencia a la sociedad, el lucro material, el dinero, los bienes como justificación de la existencia: “mientras más tienes más vales”.
El Socialismo, en contraste, se propone rescatar la integración de la Sociedad, el sentido de pertenencia a ella, la comprensión de que sólo encontrados con la sociedad y no enfrentados a ella con el egoísmo, podremos realizar nuestro desarrollo individual, la existencia se justifica por la existencia de los demás. Esa relación fraterna entre los humanos, y de ella con la naturaleza, nos potencia y eleva las posibilidades de todos.
Pensemos en un hombre sin relaciones, un náufrago…y comprenderemos la necesidad del Socialismo. El Socialismo es el encuentro del hombre con su especie, con sus hermanos, con la humanidad.
Los valores del Socialismo se prefiguran en los núcleos que dirigen su construcción y su defensa. No están aislados de la gran batalla contra el capitalismo. Ni nacieron en esta etapa de la humanidad, la contestación a los valores de la explotación es milenario
El principal Valor Socialista es el sentido de pertenencia a la sociedad, la Conciencia del Deber Social. Ese es el centro de la batalla por su construcción, y el núcleo de la ética y moral de los socialistas. Todo lo demás debe contribuir a este valor.
De esta manera, será Revolucionario lo que favorezca este valor de sentido de sociedad, y será contrarrevolucionario aquello que lo degrade, lo desdibuje.
No es fácil rescatar el sentido de pertenencia a la sociedad, son milenios de egoísmos, de soluciones individuales a la vida, los que ha padecido la humanidad, Se trata, entonces, de un salto formidable, hacia, como pensó el Che, “El escalón más alto que puede alcanzar la especie humana, el ser revolucionario”.
De aquí se desprende el segundo valor revolucionario, el de luchar siempre por la Revolución, por el Socialismo, esa es la realización del humano, en esa batalla nos construimos, no hay nada que pueda superar la urgencia de la lucha por la nueva sociedad.
Siempre se ha intentado integrar a la sociedad. Esa es la esencia del planteamiento de Cristo: el “amaos los unos a los otros” de hace dos mil años, es una invocación a la integración, al Socialismo. Pero es en esta época que nos tocó vivir en la que asombrosamente tenemos la oportunidad única de luchar por la concreción de la aspiración socialista.
El tercer valor es la disciplina, este valor se enfrenta a la indisciplina que emana de la existencia individualista de la pequeña burguesía y de los marginales, que tiñe a toda nuestra sociedad.
La disciplina revolucionaria es consciente, esto significa que no es producto del miedo sino del convencimiento en la idea, en la estrategia, y de la fe en el líder. Siendo así, nada justifica la indisciplina.
Pero, como contrapartida a esta disciplina, existe la irreverencia en la discusión. En las discusiones entre revolucionarios en los organismos no existe la jerarquía, no existe el argumento de autoridad, eso asesinaría la discusión. Ahora bien, a la hora de la acción, funciona la jerarquía, la disciplina.
Es con Chávez que se le presentó la oportunidad a este pueblo y a los revolucionarios, que vienen luchando desde lo profundo del siglo pasado, de convertir los sueños en verdades. Nunca antes estuvimos tan cerca de hacer realidad los anhelos de tanta sangre derramada y tanto esfuerzo, nunca antes la lucha tuvo tanto sentido.
De allí que el cuarto valor ético y moral, que emana del sentido del momento histórico, es la defensa del Comandante Chávez, sin mezquindades. Chávez es el Revolucionario más importante de esta época y de épocas pasadas. Nunca nadie condujo a este pueblo tan cerca de los cambios profundos que reclama la humanidad. Esas son sus acreditaciones. Defenderlo es defender la esperanza.

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